Mi agüelo solía decir –antes sí que se ganaba dinero, cuando el dinero se guardaba en una caja de puros, fue poner la cosa esa [por la caja registradora] y dejar de ganar dinero– y ni os cuento lo que habría pensado de los ordenadores con pantallas táctiles que hay ahora en todas partes.
En realidad lo que en palabras sencillas venía a decir, es, que a medida que se hizo necesario «controlar» las cuentas -para hacienda, #YaTúSabeh- desapareció el beneficio.
Mi agüelo usaba con frecuencia la comparación con la caja de puros y hacía hincapié en la importancia de no gastar al día siguiente más dinero del que había entrado el día anterior.
Este concepto básico: NO GASTAR MÁS DE LO QUE SE INGRESA, que más o menos todos tenemos claro … nuestros políticos NO. Y si consiguiéramos que los que se funden el 47% del PIB lo tengan claro solo habríamos hecho la primera parte.
Y digo bien, primera parte, porque la segunda es GASTAR MEJOR, y entendiendo por «mejor» lo que repercute en los ciudadanos y no como hasta ahora, lo que repercute en los amigos, familiares y afiliados de los partidos.
Veamos un ejemplo:
El siguiente cuadro contiene los porcentajes de gastos de todos los municipios de una CC.AA. (menos 6 que no han presentado las cuentas en plazo).
Para que sea más visual las celdas están coloreadas, verde bueno, rojo malo.
Se ha ordenado en función del porcentaje de gasto en Personal de mayor (izda.) a menor (dcha.) de modo que tenemos 5 quintiles (cada una de las columnas) ordenados de mayor a menor gasto en personal.
Se ve claramente como ese volumen de gasto determina los del resto.
¿Y por qué gastar mejor es importante? pues porque EL DINERO NO ES INFINITO, si te lo gastas en A, tendrás menos (o no tendrás) para B, C y D.
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Nota: Aunque en líneas generales los que menos gastan son los de poblaciones más pequeñas, el número de habitantes no es determinante; el que más gasta en personal es un municipio de poco más de 950 habitantes mientras que hay uno de 3.000 que no gasta ni el 11% (casi 6 veces menos) o uno de más de 100.000 habitantes que no llega al 30% (parte baja del cuarto quintil) mientras que otro que no llega a 20.500 habitantes roza el 57%. O los ejemplos más sangrantes, 5 municipios de menos de 200 habitantes, con presupuestos anuales que no llegan a 80.000€ en los que más del 50% van para gastos de personal.