Madrid es una ciudad amable, abierta, con muchas peculiaridades, y la más increíble de todas es que Madrid tiene vehículos que sólo contaminan en invierno. No falla, llega el frío y los mismos coches que llevan circulando todo el año se ponen a contaminar como locos.
Y si ya es bastante grave echarle la culpa a los vehículos de un problema que no causan, encima estamos gobernados por una corporación que activa los protocolos anti contaminación sin el respaldo de las estaciones de medición. (Podéis leerlo aquí).
Pero … ¿Y si nada es tan peligroso como nos cuentan? Veamos con más detalle los principales contaminantes atmosféricos que producen los vehículos.
- Dióxido de Nitrógeno (NO²) y resto de óxidos de nitrógeno (NOx). El umbral de alerta del dióxido de nitrógeno se sitúa en 400 µg/m³. Se considerará superado cuando durante tres horas consecutivas se exceda dicho valor cada hora. Pero los protocolos comienzan a activarse desde las 180 µg/m³.
- Dióxido de Azufre (SO²) tiene una vida media de 2 a 4 días. El umbral de alerta del dióxido de azufre se sitúa en 500 µg/m3. Se considerará superado cuando durante tres horas consecutivas se exceda dicho valor cada hora,
- Ozono (O3)
- Monóxido de Carbono (CO)
- Partículas en Suspensión (PM10 y PM2,5)
Como habréis observado, el CO2 no se encuentra en la lista. Es normal, todas las patrañas a su alrededor han quedado desmontadas; por algo al CO2 también se le conoce como el “gas de la vida”. Si tenéis curiosidad sobre el tema, basta con que os informéis sobre las concentraciones de CO2 en un invernadero.
Sobre los óxidos de nitrógeno NOx, el gran “enemigo” de nuestros tiempos y el que habitualmente pone en marcha los protocolos, aquí podemos leer lo siguiente:
“Aunque estudios experimentales en animales y en seres humanos muestran una toxicidad real de dióxido de nitrógeno, los resultados de los estudios epidemiológicos no son tan concluyentes.
Son conocidas las consecuencias pulmonares en seres humanos y animales por exposición controlada a altas concentraciones de dióxido de nitrógeno, pero está mucho menos demostrado a través de estudios epidemiológicos el impacto en la salud de las bajas concentraciones.”
Por si esto no fuera bastante, un informe realizado para actualizar los límites de exposición en el trabajo a los NO2 del Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo concluye que: “una exposición laboral de 950 µg/m3de NO2 es segura incluso para los asmáticos. Los primeros efectos negativos se observan en 2.850 µg/m3, por ello, dicho Instituto establece un límite horario de exposición laboral de 1.900 µg/m3”. En Madrid activan el protocolo en 180 µg/m3 y el escenario de alerta que consideran especialmente peligroso –cuando se prohíbe circular en todo el municipio- es de 400 µg/m3.
Con eso debería ser más que suficiente para comprobar que la guerra contra los vehículos es más ideológica que sanitaria. Pero aún hay más.
A mediados de enero, más de cien neumólogos alemanes (pertenecientes todos ellos a la Sociedad Alemana de Neumología) enviaron una carta a todos los asociados, así como a políticos y periodistas. Aquí y aquí .
En dicha carta, piden abrir el debate científico sobre los niveles de toxicidad de las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y los óxidos nitrosos (NOx) porque: “Eine genauere Analyse der Daten zeigt, dass diese extrem einseitig interpretiert wurden, immer mit der Zielvorstellung, dass Feinstaub und NOx schädlich sein müssen.” (en español: “Un análisis más detallado de los datos muestra que se han interpretado de manera extremadamente unilateral, siempre con el objetivo de mostrar la toxicidad de las micropartículas y los NOx).
Podéis acceder a más detalles y los documentos traducidos aquí. (Y os recomiendo encarecidamente que visitéis con frecuencia Desde El Exilio, la excelente web que lleva el salao de Luis).
Dicho grupo no ve justificación científica para los actuales límites de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y NO2.
En el siguiente gráfico de la calidad del aire de Madrid tenéis las mediciones de los últimos días. El ozono y el dióxido de azufre no suelen superar los límites, por lo que no merece la pena reparar más en ellos. Pero sí del resto de contaminantes.
Podéis comprobar y actualizar los datos del gráfico (y del resto de ciudades del mundo) aquí.
Vamos un paso más allá. Supongamos que a nuestros políticos les preocupa nuestra salud y la calidad del aire que respiramos. Veamos cómo han evolucionado los diferentes contaminantes desde 1990 en la «UE-28».
Evolución de los NOx en la UE-28 desde 1990. Se han reducido a menos de la mitad.
Evolución SOx en la UE-28 desde 1990. En 2016 hay 8 veces menos que en 1990.
Evolución CO en la UE-28 desde 1990. Se observa claramente la reducción de emisiones en los vehículos de transporte. En 2016 son casi 9 veces menos que en 1990.
Y aunque no tan acusado, las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) también están en retroceso.
Obviando todas las contradicciones acerca de los niveles tóxicos y su incidencia en la salud y viendo las mediciones reales, queda claro que nuestro aire está mejor ahora que en los 90. Por lo tanto, diseñar medidas adicionales en nuestras ciudades es completamente innecesario.
Los políticos, incapaces de arreglar problemas reales, se empeñan en dar soluciones inútiles a problemas falsos.